sábado, julio 16, 2005

Ay, Marilyn, Marilyn

Las apariencias engañan. Bueno, la tuya no, agujero negro, porque eres lo que eres y no hay más, pero las de los seres más o menos humanos, sí. Uno se empeña en encalar la fachada para ofrecer a los demás un personaje aceptable y recauchutable para la sociedad y, al final, pequeños detalles le traicionan. Todo esto lo pensaba, con la profundidad que me caracteriza, viendo en Onda Seis (¿qué pasa? No tengo dinero para MTV) un vídeo de Marilyn Manson.

Sé de buena tinta que este hombre amante de la grima, que se pone lentillas blancas para dar miedito y que últimamente vive de hacer versiones, con lo que corre peligro de convertirse en una especie de Michael Bubblé satánico, no es lo que parece. Tengo un topo en uno de los mejores hoteles de Madrid que me ha contado que el susodicho se alojó en una suite cuando vino a la capital a berrear en el Festimad y pidió para comer (y esto requiere varios signos de admiración): ¡¡¡Arroz con bogavante y batido de vainilla!!! Según mi Garganta Profunda de hotel de lujo, Marilyn se debió quedar tan empalagado con la mezcla que no volvió a abrir la boca en toda su estancia en el hotel. Yo sostengo que lo mismo se pasó el resto del día agarrado al toallero del baño intentando expulsar el bolo, pero prefiero no desarrollar el tema porque tengo tendencia a la escatología y éste es un blog fino. Así que cada vez que veo al reverendo satánico con sus fundas metálicas en los dientes y sus caras de "aquí estoy, cagáos todos", me da la risa. ¿Batido de vainilla? Qué näif.





Marilyn en pleno proceso de digestión

1 Comments:

At 10:10 a. m., Blogger Gastromaquia said...

Es lo que tiene el baño, que nos hace a todos iguales, hasta al "reverendo"

 

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