martes, octubre 25, 2005

Las Ventas World Tour

Querido y antitaurino agujero sideral: el domingo pasado (que no el pasado domingo como dicen en la tele que eso es del inglés y para qué vamos a copiar a un grupo señores acangrejados que viven en una isla y combinan sandalias con calcetos blancos... en fin, me estoy saliendo del tema), el otro día estuve en la visita guiada que hacen en Las Ventas. No soy aficionada ni nada, pero era domingo y como no teníamos otro esfínter que rascar, allá que nos fuimos. Lo primero que me llamó la atención fue el grupo de parroquianos con el que entramos: guiris (hasta ahí todo normal, teníamos hasta una japonesa atrezada con cámara y todo) y un grupo de treintañeros gritones en chándal (¿?). La visita consistía en una mirada furtiva a la capilla de los toreros, un zapateado por los túneles que desembocan a la plaza y, por fin, el plato fuerte de la jornada: la arena. ¡Qué limpita y qué peiná está la arena de Las Ventas!. Además, el ruedo está más elevado en el centro para que, según la guía, el agua drene por los lados y ¡atención! para que el toro se vea más grande. Pero si ya en la tele se ve al bicho que parece Sara Montiel de luto... para qué más. Avaricia, todo avaricia. Otra cosa interesante que contó fue que la familia real tienen las llaves matarile rile rile de su propio palco. Hasta ahí lo de siempre, pero resulta que al rey le gusta ver el espectáculo en primera fila y por ende a sus vástagos, por lo que deduzco que el palco real debe tener telarañas de cuando Alfonso XIII hacía el turutu en la mili. Podrían hacer un museo con ellas.
El momento de éxtasis y jolgorio para los guiris y los treintañeros en chándal, sobre todo para estos últimos, fue el instante en el que la guía sacó un capote y se lo dejó para que se inmortalizaran sujetándolo con el mismo donaire que Romay bailando. La japonesa, a su manera, estaba que no cabía en la pantallita de su cámara digital de puro gozo. Tras las fotos de rigor nos mandaron a cada uno por donde nos habíamos ido. Eso sí, pasando antes por la tienda de los souvenirs que son todos muy finos, con mucho cuerno y mucho volante, como la vida misma. Y sin comprar nada, ni hacernos una foto, nos fuimos tan contentos a tomarnos unas cañas. Por cierto, me tengo que enterar de si en Vistalegre hacen visita guiada porque esto engancha.

1 Comments:

At 12:02 p. m., Blogger Moblog said...

Gracias Sus-Pi-Kazz y permítame que la felicite por su blog, también. La cosa promete.

 

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