De transexuales transilvanos, machotes castigadores y profesores obsesionados

Agujero paciente y cinéfilo:
Madre mía, qué susto, madre mía. Acabo de darme cuenta de que hace un montón que no actualizo y que seguro que me debes echar de menos, aunque para dentro que es como lo debes hacer todo, porque no exteriorizas mucho que digamos.
Te resumo mis andanzas en unas cuantas líneas para que veas que he estado muy, pero que muy, petarda:
1-El otro día, acudí con un amigo a una sala céntrica (vamos, al ladito de Sol, pegando al Kilómetro 0. Yo cuando me voy al centro no me ando con tonterías) viendo una reposición interactiva de "The Rocky Horror Picture Show". No sé si la habrás visto, pero por si acaso yo te la cuento para que veas que vale la pena. Trata de un travesti del planeta Transilvania Transexual que llega a la Tierra a darle vida a un cachas, que responde al nombre de Rocky, para que le dé, tal y como él dice literalmente, "tensión dinámica". Entre medias, se mete una pareja que se pasa casi toda la película en ropa interior. Y no te cuento más, agujero, porque a estas alturas debes estar salivando. No me digas que no sé cebar los argumentos para crear expectación.
El caso es que para ver esta peli necesitas confetti, un periódico, un matasuegras, arroz, un guante de látex, un gorrito de fiesta y un trozo de papel higiénico (no te preocupes, porque te dan todo el kit en la entrada). En los números musicales salen unos actores disfrazados como los personajes de la peli y montan el numerito. El público puede insultar a los personajes de la pantalla cuando quiera (a la pobre Susan Sarandon la ponen de vuelta y media) y, no sé por qué extraña razón, cuando en la peli nombran a un personaje que se llama Doctor Scott, todo el mundo aúlla. Tengo que averiguar por qué.
2- Estuve en el concierto de George Michael. ¿Qué pasa? Le tengo cariño. En mi tierna adolescencia pensaba que era un machote castigador de mujeres y que en sus ratos libres conducía un camión... qué engañada me tenía.
3- Sigo yendo a yoga y no puedo con la agujetas. Me preocupa el profesor, está muy obsesionado con que metamos el sacro y el ano en todos los ejercicios, yo personalmente, no me veo capaz.
4- Esta semana, por razones profesionales, he ido al parque de bomberos. Me subí a uno de sus coches, me puse su uniforme, el casco, pero cuando llegó el momento de tirarse por la consabida barra, me dio el vértigo, vi mi vida desfilar ante mis ojos en diapositivas y fui incapaz... Ahí sí que metí el sacro.