jueves, diciembre 14, 2006

Cuestiones navideñas one more time

Agujero sideral y amante de las fiestas navideñas:
No puedo evitarlo. Es llegar estas fechas y me asaltan dudas (concretamente, 4) a las que nunca he conseguido dar respuesta. A ver si tú, que aunque seas un agujero tendrás tus inquietudes y tu fondo, consigues dar con ellas.
La primera y fundamental: ¿Por qué a la gente le da por ponerse cosas absurdas en la cabeza? A saber: pelucas de Carnaval que, por no ser, no son ni de colores sino de colorines, gorros de Papá Noel, cabezas de reno (un animal muy propio de estos lares, sí señor) y gorros de esos que imitan dos brazos dando palmas (afortunadamente, esta moda va remitiendo, pero tuvo tanto predicamento que hace unos años la Calle Preciados parecía una gala de OT).

Siguiente problemática social: ¿Por qué nos da por hacer colas por todo? Esto no lo desarrollo porque soy vaga y así hay que quererme, pero me gustaría destacar la cola de Doña Manolita que da gusto verla.

Otra cosa: ¿Por qué el Baltasar de la sempiterna caravana de Reyes Magos es un señor pintado de negro con la de negros garantizados que hay en Madrid?

Y una última cosilla: No entiendo esa moda de mandar mails exaltando la amistad con Power Pointes de florecillas silvestres y atardeceres rojos como ketchup barato (ay, el Potochop, qué daño ha hecho) acompañados con textos del tipo: "Tú eres mi amigo y te quiero y te querré forever and ever. Si me devuelves este mensaje nuestra amistad quedará sellada para siempre". Pero, claro, una que es paranoica, entre líneas lee lo siguiente: "Como no me reenvíes el Power Point te vas a enterar, que eres más falsa que el atardecer que te he mandado". Ay, agujero, cuánto estrés a lo tonto, como si no tuviera bastante castigo con verle la capa a Ramón García todos los años.