sábado, septiembre 24, 2005

Momento abuelita

Cambiar de estación es un asco, querido agujero negro y antialérgico, todos los años lo mismo. ¿Tú te crees que en lo que va de semana me ha salido una arruga en el blanco del ojo y no puedo dormir del lado izquierdo porque me mareo? Por Zeus y por todos los dioses olímpicos en fila india pero ¡qué me queda por ver! . Afortunadamente la arruga ya está más planchada (¿a alguien le ha pasado esto alguna vez?) y lo de no poder dormir del lado izquierdo sigue ahí, pero me apaño con el derecho. Esas son las novedades de este año en lo que a llegada del otoño se refiere, pero en el pack también va estornudar siete veces seguidas (que agrada mucho en las reuniones sociales) y que a veces se me ponen los ojos como a la canguro de Los Increíbles. De verdad, como diría Cristina García Marcos, "vaya coñazo de estacióoon, estacióooon... "( bueno, ella no diría coñazo, en primer lugar porque es muy pija y en segundo lugar, porque la sobredosis de bótox impide pronunciar palabras de estas que se te llenan la boca).
En fin, una es propensa a percances frikis de salud. Menos mal que el martes, 27 de septiembre, en la sala Ritmo y Compás actúan los 57 grados (más o menos a las 21,30) y se me van a pasar todos los males. Ya, ya lo sé, esta publicidad final ha quedado chusca, pero la ocasión lo merece.



Nenas, dejaos de Fran Perea e id poniendo estas caras en vuestras carpetas.

domingo, septiembre 18, 2005

Fascinación por los malotes

Querido y asexual agujero negro, sideral, bla, bla, bla... El viernes vi algo que quiero comentarte y que seguro que vas a escuchar atentamente, entre otras cosas porque no tienes nada mejor que hacer. Estaba esperando en Callao a mi Garganta Profunda de hotel de lujo, de la que te he hablado en alguna ocasión, cuando se me cruzó una pareja. No, no estoy tan aburrida como para que eso me parezca extraordinario. Es que la pareja en cuestión estaba compuesta por un Latin King o similar (no estoy muy ducha en bandas callejeras, ahí reconozco que me falla la documentación) y una chica pijilla y oriunda de Madrid. Los dos debían andar por los catorce o quince años. Cuando pasaron por delante de mí que, con mi natural discreción, no les quitaba los ojos como platos de encima, la chavala apartó la boca del polo que se estaba metiendo entre pecho y espalda y le increpó a su noviete: "A ver si vas más despacio". El chico no contestó, pero sí aminoró, imagino que temeroso de que le cayera un polazo en toda la nuca (con el repelús que eso debe dar).
Ante esto mi pregunta es: ¿Por qué a las chicas nos ponen los malotes cuando somos adolescentes? A mí, afortunadamente, se me ha pasado, pero reconozco que cuando tenía quince años los chicos buenos, de jersey al hombro, carterita y pelo lamido por vaca o por su madre, no me iban. Prefería a los que hacían peyas para jugar a las cartas (uuuh, qué malosss), bebían minis, cantaban canciones de Guns N´Roses, llevaban los pantalones hechos colgajos y se llamaban entre ellos "cabezón", "cornudo" y "tu madre es una puta". Incluso uno de mi clase, que no me gustaba ni nada, cuando dijo un día que en una noche de juerga había doblado una farola, ya me pareció otra cosa. Menos mal que con los años se me pasó porque si no ahora estaría pagando farolas como una imbécil.

domingo, septiembre 11, 2005

A los rusos se les va la olla

Y no, querido agujero negro, no me refiero a Putin (que se le va... y mucho. Qué bien le sienta el apellido a este hombre) si no a los responsables de "Guardianes de la noche". Una ve la cartelera y descubre una peli de terror y ciencia ficción rusa y le tira, oye, le tira. Así que allá que nos fuimos a los Ideal el Gastrónomo (aún corriendo el peligro de que se pusiera furioso) y servidora dispuestos a dejarnos sorprender por la calenturienta mente de los amigos del vodka y el bañito reconfortante en el agujero hecho en el hielo. Ahora, después de haberla visto, sólo puedo decir: ¡Madre míaaaaa...!.
La historia no se entiende, y no porque esté en ruso, si no porque hay que tomar mucho Cola Cao para meterse en semejante berenjenal de monstruos, mitologías y luchas a brazo partido entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, los de la cazadora vaquera contra los del abrigo de cuero... Pero bueno, por lo menos los rusos nos demuestran que son tan frikis como los demás y que no todo en Rusia es nieve, guerras internas y gorretes con orejeras. De todas formas, menos mal que ese día también vimos "Sin City" y la cosa mejoró y mucho. Ahora sé que de mayor quiero ser mulata, embutirme en una malla transparente y matar a polis corruptos al lado de Clive Owen. Como una reinona...





Ya, ya lo sé, lo tengo crudo.

viernes, septiembre 09, 2005

Gente que confunde a gente

Querido y fisonomista agujero negro y sideral: Tengo un disgusto del copón. Verás. A juzgar por la cantidad de parecidos que me han sacado a lo largo de mi vida, debo tener una cara de lo más vulgar. Muy bien, asumido queda. Según he ido creciendo y echando cuerpo, la gente me ha ido comparando con Maribel Verdú en La Estanquera de Vallecas y en Canguros (es lo que tiene esto de la dentadura prominente), con Sofía Coppola (pero sin Óscar y sin papá cineasta que te cagas con productora para financiarme mis cosillas), con Adriana Ozores (dentro de diez años, supongo), con Idaira de OT (aunque no canto ni a tiros... y ella tampoco) y un guionista, al que preveo un prometedor futuro de gafoso culivásico, con Juliette Lewis (no sé qué dirá de esto DjFlow que la reseña en su blog). Todos estos parecidos los he ido aceptando con más o menos alegría, pero lo del otro día fue mucho.
Iba por la calle, pensando en mis cosas, cuando vi delante de mí a una pareja de abuelicos que estaban tomando el solete en un banco. Según me iba acercando me di cuenta de que la abuela me estaba mirando, a través de sus cristales de aumento, con cara más bien de asco. Yo no me lo tomé a mal. Pensé que a la buena mujer se le había ido un rato la olla y estaba con la mirada perdida pensando en cosas que le daban ganas de potar, vaya usted a saber por qué. Así que continué mi marcha. Y ahí ocurrió la desgracia. Cuando pasaba tan pichi por delante de ellos, la abuela le dio un golpecito en el brazo al abuelete y le dijo con la típica voz de estar diciendo algo con mucho asco: "Mira, mira, la Senovilla".
Por Dios, agujero negro, ¡la Senovilla!. Me quedé tan alucinada que no dije nada y seguí mi marcha, pero desde ese día yo no soy la misma. Ahora, cada vez que voy por la calle, miro con desconfianza a la gente mayor porque sé que, con este nuevo parecido, me puedo llevar un escupitajo o un insultajo. Visto lo visto, a algunos Senovilla no les hace gracia. Y lo peor es que sólo puedo sentir simpatía hacia ellos ya que con eso, querido agujero, demuestran su infinita sabiduría y criterio. ¿Lo malo? Que les falla la vista.




La cara que se me quedó cuando me confundieron con la Senovilla.

sábado, septiembre 03, 2005

Braguetazo con Indalecio

No sé si te acordarás, sideral y desmemoriado agujero negro, que el otro día te hablé de una libretita muy mona que me he comprado para apuntar en ella las cosas buenas del campo. Lo que no te he contado es que, hace más de un año, leí que también conviene apuntar los sueños, porque en ellos hay mucho material para escribir. Así que te voy a transcribir el primer sueño que apunté a ver si eres capaz de decirme qué mensaje me está mandando mi psique porque yo no soy capaz, no me veo, no me veo...

"He recibido un álbum lleno de poemas, dibujos, una reproducción a carboncillo de la Venus de Botticelli y textos. Es de alguien que me quiere platónicamente. En la contraportada del álbum, su número de teléfono.
Estoy en una cafetería mirando el álbum. Llueve. Flashes de una gran mesa de boda. Intuyo su cara. Me mira. Vuelvo a la cafetería.
Estoy en un VIPS. Al lado del stand de un escritor que no conozco está él. Sé que es él. Su cara se repite en la portada del libro. Leo su nombre: Indalecio Prieto.
- Vaya... - le digo- en el libro pareces más alto.
Él se ríe".

Y ahí se acaba el sueño. No sé qué pensar, agujero. ¿Mi subconsciente quiere que pegue un braguetazo con un socialista que fue ministro de Azaña? ¿Y por qué le digo la tontería esa de que en el libro parece más más alto? Además, ¿no está muerto desde hace más de cuarenta años? ¿Qué hace entonces en el VIPS de ligoteo? En fin, agujero, si se te ocurre alguna teoría cuéntamela. Yo seguiré apuntando sueños a ver qué más quiere decir mi subconsciente.



Indalecio, el hombre de mis sueños.