domingo, febrero 26, 2006

Abrigarse es de maduros

Estimado agujero, no sólo sideral si no también abrigado: hoy ha nevado y eso me lleva a una bonita reflexión que tengo que compartir contigo, porque si la comparto con el resto de mis congéneres van a reafirmarse, de una vez por todas, en la idea de que me falta un tornillo. Abrigarse es síntoma de madurez. No creo que con esta idea me inviten al programa de Sanchez Dragó, como mucho al de Quintero, en su sección de "friquis sin remedio", aunque ya quisiera yo alcanzar las cotas del Risitas y Falete (que yo creo que nos está engañando a todos y, en realidad, es una señora de Burgos), pero algo es algo.
El caso es que, viendo a los adolescentes patrios pelándose de frío a pesar de la temperatura invernal, luciendo cacha a pelo y sin un pelo, ellas y cazadorilla y cabeza pelada, ellos, me han venido a la cabeza los entrañables momentos de mi juventud en los que se me quedaban los mocos como estalagtitas sólo por enseñar un poco de carne (poca, todo hay que decirlo, porque a finales de los ochenta y principios de los noventa se llevaba el jersey saco de patatas y el plumas Michelín, así que había poco margen). Afortunadamente, una ha crecido mentalmente (porque físicamente, estoy más o menos igual, ¡pero qué alta era yo con doce años, cago en diez) y se tapa convenientemente ante los fríos invernales. Eso sí, en cuanto salga el sol, pienso ponerme, por lo menos, una camiseta de pico y que tiemble el misterio.


A éste le falta un hervor.

jueves, febrero 23, 2006

Muñequitos chungos con la lengua fuera

Querido y sedentario agujero sideral, después de varios días de vaguería bloguera aquí vuelvo, como diría Jesulín, hecha un morlaco. Total, para contarte que todos los días paso por delante de un gimnasio muy chungo que hay en mi calle. Es tan chungo que no tiene ventanas y en la puerta exhiben unos letreros con unos muñequitos tipo Filemón (con su flotadorcito y sus dos pelos en la pelota), haciendo gimnasia con la lengua fuera. Digo yo, que si quieren arrastrar a las masas a rebajar masa, deberían poner alguna foto, con su marco y su cristalico, con (es un suponer) unos cachas levantando pesas con cara de "me estoy cagando, pero yo enseño dientes como la Pantoja". El caso es que, en la puerta de los letreritos, suele haber gente, con cara de haber ido al gimnasio de empalmada, fumando como chimeneas con cara de frío y sudaderas perfectas, que no noto yo que las hayan arrastrado por la máquina de hacer musculamen. El otro día, hasta ví a un chaval con su lata de cerveza, con la de gases que deben dar en el banco de remos cuando haces "alehop". Ay, agujero, cuánta paradoja. Creo que me voy a apuntar.

sábado, febrero 11, 2006

De copas con travestis

Agujero somnoliento y sideral como pocos, tras mi aventura con Indalecio Prieto y casarme vestida de Isabel La Católica, he vuelto a soñar algo muy extraño. Te cuento o como te diría si fuera más pija, te narro.
Estoy en una especie de párking con una amiga del curro que me está diciendo que esté tranquila, que la entrevista va a ser complicada, que ella lo ha intentado varias veces sin éxito porque hay mucha competencia y que si no me sale a la primera, no me preocupe, es lo normal. Yo estoy nerviosa porque sé que me juego mucho y que es la Oportunidad para hacer algo que no tengo ni idea de lo que es, pero que debe ser lo más de Blas.
Entro en un restaurante, me recibe un travestón altísimo que me dice que pase.
Aquí hay un espacio en negro en el que no sé lo que ocurre.
En la siguiente escena estoy muy contenta y el travestón me felicita diciéndome: "Felicidades, cacho guarra", o algo así.
Otro espacio en negro.
Aparezco en un bar rodeada de travestis y sirviendo copas como una loca, pero feliz porque he triunfado en la vida, he conseguido mi objetivo (que no sabía que era ese, pero bueno) y era muy difícil. A todo esto, los travestis tienen una tela marinera, porque se quieren mucho, pero en cuanto uno se vuelve, los demás lo ponen pingando. En el sueño, estoy tan contenta que ni me planteo porque soy la única que no es travesti de todo el bar. Por Dios, agujero, ¿no me estará diciendo mi subconsciente que tengo que replantearme mi look y dejarme bigote?