martes, junio 28, 2005

¿Me estaré haciendo mayor?

Antes me daba igual. Paseaba despreocupada por la calle, en pleno verano, con mis camisetas de post adolescente grunge, mis zapatillas de deporte bien cerraditas, el pelo por la cara, calcetines, pantalones largos de pintor o vaqueros... y no pasaba nada, bueno sí, que iba hecha un cromo, pero aparte de eso era invulnerable ante este mal que ahora me atenaza, me obsesiona y me angustia: ¡ESTE PUTO CALOR! Hoy estoy metafísica, oscuro agujero, y eso significa que ya puedes prepararte porque cuando me pongo así no hay quién me tosa. Aquí, en la penumbra, sudando como Pocholo pero sin cocaína por medio, me pregunto si, o me estaré haciendo yaya (aunque más bien tengo edad para ser la tata), o es que hace más calor que antes.

Todo esto viene a que hoy he visto una imagen por satélite de Almería en el año 75 (me refiero a 1975, claro, en el 75 los españoles estábamos a cosas más pedestres) comparada con otra de ahora. Todo el cono sur de la provincia se ve actualmente cubierto de blanco, cuando en 1975 era verde. ¿Y a qué se debe este cambio cromático? A los plásticos de los invernaderos. Hay tantos que le tapan la visión incluso al mismísimo satélite. Ay, agujero, ¿qué estamos haciendo? Deberíamos responsabilizarnos un poquito. Y la primera Doña Merce, que vive en Goya. Anoche se le metió un lagarto en la cama y lo intentó matar echándole insecticida. El bicho se metía debajo de la almohada cuando recibía la ráfaga y luego volvía a colocarse en el centro de la cama, todo chulo, mirando a Doña Merce con aire libidinoso y sacando la lengua. Y digo yo, ¿no habría sido más ecológico llamar a alguna asociación para que se llevaran al lagarto robacamas?A mí, Doña Merce me da mucha pena porque no durmió del susto, pero el agujero (no tú, el de ozono) se resiente mucho con estas cosas.

domingo, junio 26, 2005

Nos invaden...

El otro día vi en televisión a Tom Cruise (este chico tendría pinta de triunfador aunque limpiase cacas en una granja escuela ante hordas de niños preguntándole si son Conguitos) en plena gira de promoción de "La Guerra de los Mundos". La historia de esta historia es un ejemplo más de la eterna preocupación del hombre porque seres babosos, tipo Máximo Valverde o Enrique del Pozo , nos invadan. Ante esto, querido y sufrido agujero negro sideral, yo me pregunto con triple interrogación (que una es muy asín para la cosa de la gramática): ¿¿¿Por qué no nos preocupamos por las invasiones reales que estamos viviendo??? Y no, no me refiero a los inmigrantes, no, que ya bastante tienen con lo que tienen. Me refiero a ellas...

Es una invasión pacífica (a veces), reconocible por sus vestidos- bata de flores chiquitinas, por sus bolsos de rafia colgando del codo, por sus voces a buen volumen, por su laca, por su Farmatín, por su aire kamikaze cuando cruzan la calle ajenas a todo, por su afición al café con picatostes, por su gafas que les hacen los ojos enormes... ¿Es que nadie se da cuenta? ¿Es que mi voz sólo la escucha un agujero negro que como tal no tiene orejas para oírme? Siii, son ellas, nos invaden, están en todas partes: LAS YAYAS. Me las encuentro en todas partes y en todas partes dejan su impronta. En el tren hablan a gritos entre ellas y taponan el pasillo con sus maletas, en el teatro agitan los abanicos a la vez y no se oye ni papa, eso cuando no les da por comentar en voz alta, cosa que también hacen en el cine. Ay, las yayas. En el mercado se ponen quisquillosas con el carnicero porque creen que les ha puesto el filete con nervio, pero luego confiadas extienden la mano llena de moneditas y le dicen que escoja, que ellas los euros no los entienden. Por no hablar de su forma mercenaria de colarse en el bus, de su resistencia a renovar el carnet de identidad o de su obsesión por los achaques que pregonan a quien quiera escucharlas. Deberíamos poner una especie de "Speaker´s corner" para que la yaya que así lo desee nos cuenten a voz en grito y con aire agorero: "Y yo os digo que vosotros también tendréis el azúcar alto, el calcio bajo, la tensión hiper y el riego hipo". Lo dicho, agujero, nos invaden y se han hecho fuertes. Si vienen los marcianos seguro que les riñen y les pegan con el bolso por zoquetes y babosos. ¡Pues buenas son las yayas!

sábado, junio 25, 2005

Blog y zen

Hola agujero negro sideral. Me dirijo a ti porque no tengo ni idea de quién está al otro lado y yo esto de Internet siempre me lo he imagino difuso a la par que confuso. Todavía no sé por qué he creado este blog. Supongo que como culo que veo, culo que quiero, me he puesto a navegar por unos cuantos y he dicho de la forma madura y sensata que me caracteriza: "Nena quere blog, cómo s´hache, buaaaah, gugu, tata, arf, arf". Así que me he autocreado esto que no sé muy bien hasta dónde llegará. En los blogs que he visto hay de todo, en éste seguramente no. Para qué engañarnos. Uno tiene una o dos historias que contar en la vida y las va repitiendo hasta el infinito, (ahí están El Lute, Super Obregón, Mariano Ozores, Rajoy o El Dioni como ejemplos de esta barata reflexión), así que supongo que giraré sobre mi misma con los rizos al viento (no, no soy Bisbal, aunque no me importaría tener esa capacidad para ensanchar las fosas nasales y esconderme dentro dándome la vuelta como un calcetín) y compartiré contigo, agujero negro, lo que se me pase por la cabeza. De momento, en un ejercicio de introspección y de filosofía zen, he buscado en mi interior y me he encontrado de cara con un estómago vacío. Hora de comer.